sábado, 31 de diciembre de 2011

enfrentando el inevitable destino de todo ser humano

"...El hombre y su machete acababan de limpiar la quinta calle del bananal. Faltábanles aún dos calles; pero como en éstas abundaban las chircas y malvas silvestres, la tarea que tenían por delante era muy poca cosa. El hombre echó, en consecuencia, una mirada satisfecha a los arbustos rozados y cruzó el alambrado para tenderse un rato en la gramilla.
Mas al bajar el alambre de púa y pasar el cuerpo, su pie izquierdo resbaló sobre un trozo de corteza desprendida del poste, a tiempo que el machete se le escapaba de la mano. Mientras caía, el hombre tuvo la impresión sumamente lejana de no ver el machete de plano en el suelo. Ya estaba tendido en la gramilla, acostado sobre el lado derecho, tal como él quería. La boca, que acababa de abrírsele en toda su extensión, acababa también de cerrarse. Estaba como hubiera deseado estar, las rodillas dobladas y la mano izquierda sobre el pecho. Sólo que tras el antebrazo, e inmediatamente por debajo del cinto, surgían de su camisa el puño y la mitad de la hoja del machete, pero el resto no se veía.
El hombre intentó mover la cabeza en vano. Echó una mirada de reojo a la empuñadura del machete, húmeda aún del sudor de su mano. Apreció mentalmente la extensión y la trayectoria del machete dentro de su vientre, y adquirió fría, matemática e inexorable, la seguridad de que acababa de llegar al término de su existencia.
 La muerte. En el transcurso de la vida se piensa muchas veces en que un día, tras años, meses, semanas y días preparatorios, llegaremos a nuestro turno al umbral de la muerte. Es la ley fatal, aceptada y prevista; tanto, que solemos dejarnos llevar placenteramente por la imaginación a ese momento, supremo entre todos, en que lanzamos el último suspiro.
Pero entre el instante actual y esa postrera expiración, ¡qué de sueños, trastornos, esperanzas y dramas presumimos en nuestra vida! ¡Qué nos reserva aún esta existencia llena de vigor, antes de su eliminación del escenario humano!
Es éste el consuelo, el placer y la razón de nuestras divagaciones mortuorias: ¡Tan lejos está la muerte, y tan imprevisto lo que debemos vivir aún!..."


Fragmento extraído del cuento "El hombre muerto"

lunes, 19 de diciembre de 2011

Primos gemelos

“Los números primos sólo son exactamente divisibles por 1 y por sí mismos. Ocupan su sitio en la infinita serie de los números naturales y están, como todos los demás, emparedados entre otros dos números, aunque ellos más separados entre sí. Son números solitarios, sospechosos, y por eso encantaban a Mattia, que unas veces pensaba que en esa serie figuraban por error, como perlas ensartadas en un collar, y otras veces que también ellos querrían ser como los demás, números normales y corrientes, y que por alguna razón no podían. Esto último lo pensaba sobre todo por la noche, en ese estado previo al sueño en que la mente produce mil imágenes caóticas y es demasiado débil para engañarse a sí misma.

En primer curso de la universidad había estudiado ciertos números primos más especiales que el resto, y a los que los matemáticos llaman primos gemelos: son parejas de primos sucesivos, o mejor, casi sucesivos, ya que entre ellos siempre hay un número par que les impide ir realmente unidos, como el 11 y el 13, el 17 y el 19, el 41 y el 43. Si se tiene paciencia y se sigue contando, se descubre que dichas parejas aparecen cada vez con menos frecuencia. Lo que encontramos son números primos aislados, como perdidos en ese espacio silenciosos y rítmico hecho de cifras, y uno tiene la angustiosa sensación de que la parejas halladas anteriormente no son sino hechos fortuitos, y que el verdadero destino de los números primos es quedarse solos. Pero cuando, ya cansados de contar, nos disponemos a dejarlo, topamos de pronto con otros dos gemelos estrechamente unidos. Es convencimiento general entre los matemáticos que, por muy atrás que quede la última pareja, siempre acabará apareciendo otra, aunque hasta ese momento nadie pueda predecir donde.

Mattia pensaba que él y Alice eran eso, dos primos gemelos solos y perdidos, próximos pero nunca juntos. A ella no se lo había dicho. Cuando se imaginaba confiándole cosas así, la fina capa de sudor que cubría sus manos se evaporaba y durante los siguientes diez minutos era incapaz de tocar nada”


Extraído de "La soledad de los números primos" - Paolo Giordano

jueves, 15 de diciembre de 2011

V(ino) & W(hisky)


Una breve nota a pie de página sobre la uva y el grano


"...Hitch: establecer reglas sobre la bebida puede ser la señal de que eres un alcohólico", como me dijo burlonamente Martin Amis. (Adorno también habría saboreado eso). Por supuesto, mirar el reloj para ver si ha llegado la hora de empezar es probablemente una mala señal, pero aquí van algunos consejos sencillos para los jóvenes.
  • No bebas con el estómago vacío: el principal sentido del refrigerio es realzar la comida.
  • No bebas si estas deprimido: es una mala cura.
  • Bebe cuando estés de buen humor.
  • El alcohol barato sale caro.
  • No es cierto que no debas beber solo: pueden ser las copas más felices que tomes nunca.
  • Las resacas son otra mala señal, y no deberías esperar que te crean si te refugias diciendo que no recuerdas lo que paso la noche anterior. (Si de verdad no lo recuerdas, es una señal todavía peor).
  • Evita todos los narcóticos: te harán más aburrido en vez de menos y no están pensados -como la uva y el grano- para animar a la compañía.
  • Ten cuidado a la hora de ascender demasiado hacia el escocés de malta: cuando viajes por países duros no será fácil conseguirlo.
  • Ni se te ocurra conducir si has tomado una gota.
  • Es mucho peor ver a una mujer borracha que a un hombre: no sé por qué es cierto, pero lo es. Nunca seas responsable de ello..."


Extraído de "Hitch-22:  memorias" de  Christopher Hitchens

domingo, 11 de diciembre de 2011

Calaveras y diablitos

"...calaveras y diablitos
invaden en mi corazón
No quiero morir sin antes haber amado
pero tampoco quiero morir de amor
calaveras y diablitos
invaden mi corazón"

Calaveras y diablitos - Los Fabulosos Cadillacs

sábado, 10 de diciembre de 2011

Olor a vida

"En la calle me quede de pie mucho tiempo aspirando el aroma que tiene el estar vivo. Es una mezcla de carne, de cuerpo con gasolina, con viento de mar, con sudor de axilas: el aroma de lo que todavía no murió."

Extraído de "Revelación de un mundo" - Clarice Lispector

jueves, 17 de noviembre de 2011

striptease

"Y entonces, ella giró la cabeza a la derecha para bajar el mentón hasta apoyarlo en el hombro del mismo hemisferio.
Y despegó sus párpados regalándole esos ojos y esa mirada cristalina que lo mantenía hechizado. Apenas esbozó con sus delgadísimos labios una sonrisa para acto seguido ofrecerle la espalda y amagar con marcharse dando convincentes tres pasos hacia el horizonte, permitiéndole disfrutar por completo de su espléndida figura, en ese dulce intento de fuga. Yendo hacia adelante y atrás, supo hamacarse ingenuamente sobre sus talones y sus puntas de pie, que le hicieron ganar durante algunos segundos unos centímetros de más a su estatura. Con las manos hacia adelante, los dedos de cada una atenazándose mientras los codos apuntaban hacia afuera; mordiendo y masticando los últimos rastros de eso que llaman pudor, en un pestañear, felina seriedad la recubrió durante ese instante en que uno mantiene la respiración antes de echarse al vacío.
Ella, siempre determinada, aferró pegando las palmas de ambas manos sobres su orejas el sombrero del que se despojó, como si tratara de un casco, con solo estirar en su totalidad los brazos hacia arriba. Su diestra descendió por debajo de la axila antagónica para demostrar habilidad y frescura al liberarse del accesorio, arrojándolo mientras se intuía felizmente el rubio oleaje de un mar que era un racimo de bucles espumantes desplegándose por su cuello y frente. Desde sus hombros, desaparecieron sus extremidades superiores buscando en la espalda el acceso al tesoro propio de mil y una noches; ese al que sus dedos bien sabían cómo acceder al susurrarles a sus botones la orden de "ábrete sésamo", mientras uno a uno iban sucumbiendo para dejar caer, deslizándose en un paso, el vestido, que era lo único que cubría su desnudez. Se le trabó en sus caderas, por lo que ella lo ayudó a descender hasta sus tobillos. Se deshizo de él sacando una pierna por vez. Adivinando la ausencia de colorada pigmentación en sus mejillas, la heterogénea y blanca palidez de sus pechos y sexo resplandecían como un vitreaux monocromático, a medida que volvía a acercarse punteando con sus dedos la ondulada melena cien por ciento dorada."


Extraído de "Siete y el Tigre Harapiento"

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Desollando palabras

"...Recomendar al lector el método en su día a día: tome las palabras, péselas, mézalas, vea la manera como se unen, lo que expresan, descifre el airecillo bellaco con que dicen una cosa por otra y venga a decirme si no se siente mejor después de haberlas desollado. A las palabras hay que arrancarles la piel. No hay otra manera para entender de qué están hechas."

Extraído de "Cuadernos de Lanzarote" - José Saramago

sábado, 12 de noviembre de 2011

Una luna para papá


"Del primer período de su vida le había quedado una costumbre muy especial: dondequiera que estuviese y cualesquiera que fuesen las circunstancias, las noches de luna llena nunca salía de casa. Cuando todos dormían, apoyaba la escalera contra la pared, subía a la azotea y se instalaba allía mirar la luna, canturreando.

¿Canturreando?

¿Qué podía canturrear, si no se sabía ninguna melodía ni letra, ni conocía ningún canto del eternamente enamorado poeta medieval Baba Taher, ni había oído hablar de los poemas amorosos del famoso líder sufí?

Aquella luna llena se la había llevado consigo de Ispahán. La noche de Ispahán estaba repleta de estrellas y la luna colgaba como una lámpara celestial por encima de las mezquitas encantadas.

Si uno se encuentra en la plaza de Nagshe Yahan en una noche clara y extiende los brazos, puede poner la luna en la palma de su mano. Los antiguos poetas persas siempre la atrapaban de ese modo en sus versos.

A Aga Akbar también lo cautivaba aquel cielo. En sus noches solitarias subía a hurtadillas al tejado de la mezquita de Yome, se sentaba en el suelo, se rodeaba las rodillas con los brazos y se quedaba mirando la oscuridad. La noche lo unía con lo inexplicable, con Alá y con el amor. Tal vez la mejor manera de describirlo sea citando los siguientes pareados de un antiguo poema épico: 

Az neistan chon mara bobidré an 
az nafiram mardo zan nalidé an.
Sitie jaham shárhe shárhe az feraj
 ta beju yam sharhe dárde esh tiyaj... 

Todo persa conoce este poema, o al menos estos cuatro versos, que se cantan cuando se está enamorado.
Si bien Akbar nunca pudo oír la letra, canturreaba esa canción.Trata de una caña que es cortada del cañaveral para fabricar una flauta. La caña se queja así: 

Desde el preciso instante en que me cortaron, 
todos me tocan y comparten conmigo sus nostalgias, sus anhelos.
Yo también busco un corazón que el anhelo haya quebrado, 
para compartir con él mi propia nostalgia. 

Un buen día pedí prestado un proyector de películas. Al caer la noche, cuando salió la luna llena y mi padre se disponía a trepar hasta la azotea por la escalera de mano, lo agarré de la manga y le dije:—¡Ven aquí! Voy a enseñarte algo.

Él se resistió; quería ir a ver su luna.

—Escúchame, no hace falta que subas al tejado. Te tengo preparada una luna en el cuarto de estar.
No entendió.

—La luna —le indiqué por medio de gestos—. La he metido en ese aparato. Para ti. ¡Ven a mirar!
Mi padre esbozó la típica sonrisa que exhibía cuando no entendía lo que intentaba explicarle. Le acerqué una silla y corrí las cortinas.

—¡Siéntate! —gesticulé antes de apagar la luz.

Él vaciló un momento y luego se sentó, con la mirada fija en la pantalla.

Encendí el proyector. Primero aparecieron unas palabras en inglés,seguidas bruscamente de una luna nueva. No se percibía aún ninguna reacción por parte de mi padre, que continuaba observando en silencio. De forma sucesiva fueron surgiendo en la pantalla una luna creciente, una media luna y una luna llena. Mi padre se volvió y me buscó con la mirada, detrás del aparato.

Ésa no era la luna de Ispahán, sino la de Estados Unidos, inalcanzable y con un fondo de color azul oscuro. A continuación, la pantalla mostró el Apollo XI.

¿Era capaz mi padre de entender la relación existente entre la luna y el Apollo XI ?

Unos minutos después, el cohete alunizaba y, por primera vez en la historia, el hombre ponía el pie en la superficie lunar. Apagué el proyector y la luna desapareció. Mi padre permaneció sentado en la silla, con las manos apoyadas en las piernas, como si estuviese rezando. No encendí la luz; dejé que siguiera un momento más así. Me quedé mirándolo, mirando a mi querido y anciano padre. Sólo apreciaba su sombra y su cabellera gris, centelleante en la oscuridad."


Extraído de "El reflejo de las palabras" - Kader Abdolah

miércoles, 9 de noviembre de 2011

una simple rata devoradora

“...Mi devoración, al principio, era tosca, orgiástica, descentrada, cochina —me daba igual emprenderla a mordiscos con Faulkner que con Flaubert—, pero pronto empecé a percibir sutiles diferencias. Me di cuenta, al principio, de que cada libro poseía un sabor distinto —dulce, amargo, agrio, agridulce, rancio, salado, ácido—, y según fue pasando el tiempo y mis sentidos ganaban en agudeza, llegué a captar el sabor de cada página, de cada frase y, finalmente, de cada palabra: todas traían consigo una ordenación de imágenes, representaciones mentales de cosas que yo desconocía por completo, dada mi limitada experiencia del llamado mundo real: rascacielos, puertos, caballos, caníbales, un árbol florecido, una cama sin hacer, una mujer ahogada, un muchacho volador, una cabeza cortada, siervos de la gleba que levantan la cabeza al oír el aullido de un idiota, el silbido de un tren, un río, una balsa, el sol entrando al sesgo en un bosque de abedules, la mano que acaricia un muslo desnudo, una choza en la jungla, un monje que se muere.”

Extraído de "Firmin"

lunes, 7 de noviembre de 2011

Filosofía filosa

La navaja de Ockham (a veces escrito Occam u Ockam), principio de economía o principio de parsimonia (lex parsimonia), es un principio metodológico y filosófico atribuido a Guillermo de Ockham (1280-1349), según el cual cuando dos teorías en igualdad de condiciones tienen las mismas consecuencias, la teoría más simple tiene más probabilidades de ser correcta que la compleja.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Carta a San Martín

A más de las cuatrocientas frazadas remitidas de Córdoba, van ahora quinientos ponchos, únicos que he podido encontrar; están con repetición libradas órdenes a Córdoba para que se compren las que faltan al completo, librando su costo contra estas Cajas.
Está dada la orden más terminante al gobernador intendente para que haga regresar todos los arreos de mulas de esa ciudad y de la de San Juan; cuidaré su cumplimiento.
Está dada la orden para que se remitan a Vd. mil arrobas de charqui que me pide para mediados de diciembre: se hará.
Van oficios de reconocimiento a los cabildos de esa y demás ciudades de Cuyo.
Van los despachos de los oficiales.
Van todos los vestuarios pedidos y muchas más camisas. Si por casualidad faltasen de Córdoba en remitir las frazadas toque Vd. el arbitrio de un donativo de frazadas, ponchos o mantas viejas de ese vecindario y el de San Juan; no hay casa que no pueda desprenderse sin perjuicio de una manta vieja; es menester pordiosear cuando no hay otro remedio.
Van cuatrocientos recados.
Van hoy por el correo en un cajoncito los dos únicos clarines que se han encontrado.
En enero de este año se remitieron a Vd. 1.389 arrobas de charqui.
Van los doscientos sables de repuesto que me pidió.
Van doscientas tiendas de campaña o pabellones, y no hay más.
Va el mundo. Va el demonio. Va la carne.
Y no sé yo cómo me irá con las trampas en que quedo para pagarlo todo, a bien que en quebrando, cancelo cuentas con todos y me voy yo también para que Vd. me dé algo del charqui que le mando; y ¡carajo! no me vuelva a pedir más, si no quiere recibir la noticia de que he amanecido ahorcado en un tirante de la fortaleza.
Adiós, memorias a esas damas. Siempre será Usted íntimo

 2 de Noviembre de 1816 - en su carácter de Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, dirigida a José de San Martín

miércoles, 12 de octubre de 2011

"...hacer de la interrupción un camino nuevo; hacer de la caída, un paso de danza; del miedo, una escalera; del sueño, un puente; de la búsqueda...un encuentro"

domingo, 25 de septiembre de 2011

Cuarto azul

Si te atreves a sorprender
la verdad de esta vieja pared;
y sus fisuras, desgarraduras,
formando rostros, esfinges,
manos, clepsidras,
seguramente vendrá 
una presencia para tu sed,
probablemente partirá
esta ausencia que te bebe.

lunes, 19 de septiembre de 2011

miércoles, 17 de agosto de 2011

Escrúpulo

Me parece que vivo
 que estoy entre los ruidos
 que miro las paredes,
que estas manos son mías,
pero quizás me engañe
y paredes y manos
sólo sean recuerdos
de una vida pasada. 
He dicho "me parece" 
yo no aseguro nada.

domingo, 7 de agosto de 2011

La Red de Indra

"...El Sutra dice que la Red de Indra está compuesta por un número infinito de espejos, cada uno de los cuales refleja a los demás y, a su vez, la naturaleza completa de la realidad, que es en sí misma infinita en extensión, en tiempo e infinitamente variable..."

 Extraído de "El puente de otoño" - Takashi Matsuoka

lunes, 1 de agosto de 2011

Un dedicado reproche

"Entonces me contó una anécdota increíble que lo pintaba de cuerpo completo:

 —Yo soy mayor que Borges —me dijo, y me dio la impresión estar hablando con un fantasma vanidoso—. Hace muchísimos años, cuando éramos jóvenes, le envié una copia de mi libro "Estafen". Era una edición de autor y se la dediqué, como se usaba entonces —se ríe, recordando, y dibuja unas letras en el aire—: 'Con afecto, Juan Filloy'.

A Don Juan nunca le gustó salir de Río Cuarto, su ciudad natal. Era un antiporteño. Pero años después de ese obsequio literario, tuvo que viajar a Buenos Aires por cuestiones personales y aprovechó para ir a las librerías de Corrientes, donde había volúmenes que en Córdoba no se conseguían.

—Buscando entre los libros usados, encontré uno mío —recuerda—. Era "Estafen".

Me resultó muy raro, porque yo hacía ediciones sólo para los amigos. Cuando lo abrí, encontré con sorpresa la dedicatoria —me mira y sonríe—. ¡Era el libro que le había regalado a Borges!

—Qué hijo de puta —se me escapa—. ¿Lo había vendido?

—No lo culpo —me dice, irónico—: estaría necesitado.

—¿Y usted alguna vez se lo reprochó a Borges? —No —se espanta—. Eso no hubiera sido muy diplomático... Hice algo peor —y le brillan los ojos como a un chico—. Compré el libro, me volví para casa, y se lo mandé otra vez de regalo. Abajo de la primera dedicatoria, escribí otra: 'Con renovado afecto, Juan Filloy'."

jueves, 7 de julio de 2011

miércoles, 6 de julio de 2011

"Para crear una paz interior, lo más importante es la práctica de la compasión y el amor, la compresión y el respeto por todas las formas de vida" 

martes, 31 de mayo de 2011


"Creo en la carne y en los apetitos, ver, oír, tocar ¡Cuántos milagros! Y cada parte de mi ser es un milagro"

domingo, 1 de mayo de 2011

Siente como vibra
 Locamente en nosotros
 Un viento feroz 
Retorciendo la fibra

De los tallos informes 
Y las plantas carnívoras 
De bocas enormes 
Luchan con las víboras 

Y los ríos soturnos
Oye como vierten 
El agua corrompida 

Y las sombras se unen 
En los rayos nocturnos 
De la luna perdida

domingo, 17 de abril de 2011

domingo, 6 de marzo de 2011

Teorizando el pañuelo terrestre de relaciones

Seis grados de separación: es una teoría que intenta probar que cualquiera en la Tierra puede estar conectado a cualquier otra persona del planeta a través de una cadena de conocidos que no tiene más de cinco intermediarios (conectando a ambas personas con sólo seis enlaces) o más popularmente que "el mundo es un pañuelo".

La teoría fue inicialmente propuesta en 1930 por el escritor húngaro Frigyes Karinthy en un cuento llamado Chains.

El concepto está basado en la idea de que el número de conocidos crece exponencialmente con el número de enlaces en la cadena, y sólo un pequeño número de enlaces son necesarios para que el conjunto de conocidos se convierta en la población humana entera.

Recogida también en el libro "Six Degrees: The Science of a Connected Age” del sociólogo Duncan Watts, y que asegura que es posible acceder a cualquier persona del planeta en tan sólo seis “saltos”.

sábado, 12 de febrero de 2011

Poema

Te amo por ceja, por cabello, te debato en corredores
blanquísimos donde se juegan las fuentes de la luz, 
te discuto a cada nombre, te arranco con delicadeza de cicatriz, 
voy poniéndote en el pelo cenizas de relámpago
y cintas que dormían en la lluvia. 
No quiero que tengas una forma, que seas 
precisamente lo que viene detrás de tu mano, 
porque el agua, considera el agua, y los leones
cuando se disuelven en el azúcar de la fábula, 
y los gestos, esa arquitectura de la nada, 
encendiendo sus lámparas a mitad del encuentro. 
Todo mañana es la pizarra donde te invento y te dibujo, 
pronto a borrarte, así no eres, ni tampoco 
con ese pelo lacio, esa sonrisa. 
Busco tu suma, el borde de la copa donde el vino
es también la luna y el espejo, 
busco esa línea que hace temblar a un hombre
en una galería de museo. 
Además te quiero, y hace tiempo y frío.

sábado, 15 de enero de 2011

"Aquí yace Molière el rey de los actores
 En estos momentos hace de muerto
 y de verdad que lo hace muy bien"

Epitafio de Molière

domingo, 2 de enero de 2011

Una lección sobre autoría desautorizada

"...Una vez escuché un filósofo alemán (era alemán, de verdad, y era profesor de filosofía) que examinaba con todo detalle uno de mis relatos, sin saber que yo estaba entre el auditorio. 


Después de la conferencia, me levanté para discutir algunos puntos de su interpretación, y le dije, pensando que aquello lo dejaría fulminado: "Después de todo, da la casualidad que yo soy el autor de la narración."




"Oh", dijo él, "¿es usted Isaac Asimov? Estoy encantado de contarle entre nosotros y soy gran admirador de su obra, pero dígame -¿Qué le hace pensar que por haber escrito la obra sabe algo sobre ella?"
 
 He tratado de no olvidar nunca esta lección." 





  Extraído de "Opus 100" - Isaac Asimov