sábado, 20 de octubre de 2012

La curiosidad y el deseo

"...Cuando nos volvimos a quedar solos y mientras yo probaba el licor -era demasiado dulce y me daba náuseas-, ella me preguntó:

-¿Usted nunca tuvo curiosidad por el porvenir?

 Había encogido la boca como si la quisiera guardar dentro de la copita.

 -No, tengo más curiosidad por saber lo que le ocurre en este mismo instante a otra persona; o en saber qué haría yo ahora si estuviera en otra parte.

-Dígame, ¿qué haría usted ahora si yo no estuviera aquí?

-Casualmente lo sé: volcaría este licor en la jarra de las flores."


Extraído de "Nadie encendía las lámparas"