viernes, 28 de diciembre de 2012

"Si y no son las palabras más antiguas y simples, pero son las que requieren mayor reflexión" 

miércoles, 26 de diciembre de 2012

la mediocridad que cobra venganza

"...Cuando volví a verlo, cuando iniciamos esta segunda amistad que espero no terminará ya nunca, dejé de pensar en toda forma de ataque. Quedó resuelto que no le hablaría jamás de Inés ni del pasado y que, en silencio, yo mantendría todo aquello viviente dentro de mí. Nada más que esto hago, casi todas las tardes, frente a Roberto y las caras familiares del café. Mi odio se conservará cálido y nuevo mientras pueda seguir viviendo y escuchando a Roberto; nadie sabe de mi venganza, pero la vivo, gozosa y enfurecida, un día y otro. Hablo con él, sonrío, fumo, tomo café. Todo el tiempo pensando en Bob, en su pureza, su fe, en la audacia de sus pasados sueños. Pensando en el Bob que amaba la música, en el Bob que planeaba ennoblecer la vida de los hombres construyendo una ciudad de enceguecedora belleza para cinco millones de habitantes, a lo largo de la costa del río; el Bob que no podía mentir nunca; el Bob que proclamaba la lucha de los jóvenes contra los viejos, el Bob dueño del futuro y del mundo. Pensando minucioso y plácido en todo eso frente al hombre de dedos sucios de tabaco llamado Roberto, que lleva una vida grotesca, trabajando en cualquier hedionda oficina, casado con una mujer a quien nombra "mi señora"; el hombre que se pasa estos largos domingos hundido en el asiento del café, examinando diarios y jugando a las carreras por teléfono."

Extraído de "Bienvenido, Bob"

martes, 25 de diciembre de 2012

la naturaleza y el hombre

"... Dormir o jugar al ajedrez. No hice ninguna de las dos cosas, ni esa noche ni las siguientes. Bajaba de la casa de piedra y, pasando de largo por la explanada que daba a la terraza de mi cuarto, descendía hasta el camino principal y me iba a caminar por las alamedas.  La serenidad de la noche, la vehemencia del perfume de los árboles, el esplendor del silencio, me hacían concebir ideas extrañas y pueriles que creía muertas en mi corazón y que volvían a mí desde el fondo de los años como a través de una tierra calcinada. No tengo empacho en confesarlo. La palabra Paraíso puede cifrar una de esas ideas; el nombre de Christiane, otra. Una de esas noche, con la cara ardiente y tal vez un poco  afiebrado, subí por el camino de la cascada y las dos palabras se transformaron súbitamente en otra: expulsión. El rumo sordo del agua, magnificado por la oscuridad, causaba un poco de inquietud. Era una noche cálida como de verano, pero sentí frío. Me senté con la espalda contra un árbol, al borde de la hondonada, y me levanté todo lo que pude el cuello de la camisa. ¿Cuándo fue que la naturaleza comenzó a darnos miedo?, ¿cuándo fue que la noche, su inocente ciclo cotidiano, comenzó a atemorizarnos? No había nada en esa oscuridad, en ese rumor del agua que caía allá en el fondo, en esos temblorosos macizos de árboles entre cuyas ramas chillaba de tanto en tanto un pájaro sobresaltado, nada que estuviera contra mí. Sin embargo, la amenaza acechaba en alguna parte, elemental e innominada. ¿Cómo y por qué se rompió el pacto entre nosotros y la creación? Tal vez hubo una época en que el hombre se sintió en perfecta armonía con el mundo que lo rodeaba, pera era tan difícil creerlo. Lo que a falta de una palabra mejor, ahora, al escribirlo llamo miedo - esa inquietud, el frío, la sensación de extrañeza - no estaba en las cosas ni venía de las cosas. Estaba en mí."


Extraído de "El evangelio según Van Hutten"

viernes, 21 de diciembre de 2012

"Un sueño que sueñas solo es sólo un sueño. Un sueño que sueñas con alguien es una realidad." 

jueves, 20 de diciembre de 2012

lunes, 17 de diciembre de 2012

un anacronismo humano


"...Ignatius recorrió tambaleante el camino de ladrillos de su casa, subió los escalones laboriosamente, llamó al timbre. Una rama del banano muerto había expirado y se había desplomado rígida sobre la capota del Plymouth.
–Ignatius, hijito -gritó la señora Reilly cuando abrió la puerta-. ¿Qué te pasa? Parece que estuvieras muriéndote.
–Se me cerró la válvula en el tranvía.
–Ay, Señor, Señor, entra en seguida, que hace mucho frío.
Ignatius se arrastró penosamente hasta la cocina, se derrumbó en una silla.
–El director de personal de esa compañía de seguros me trató muy ofensivamente.
–¿No conseguiste el trabajo?
–Pues claro que no conseguí el trabajo.
–¿Qué pasó?
–Preferiría no comentarlo.
–¿Fuiste a los otros sitios?
–No, evidentemente. ¿Tú crees que estoy en condiciones de complacer a posibles patronos? Tuve el buen gusto de venirme a casa lo antes posible.
–No agaches las orejas, hijo mío.
–Yo nunca agacho las orejas, madre.
–No te enfades, hijo. Encontrarás un buen trabajo. Sólo llevas unos días buscando -dijo su madre y luego le miró-. Ignatius, cuando hablaste con ese hombre de la compañía de seguros, ¿llevabas puesta esa gorra?
–Pues claro. En aquella oficina no había una calefacción como es debido. No sé cómo los empleados de esa empresa logran mantenerse vivos si tienen que exponerse día tras día a un frío semejante. Y luego, aquellos tubos fluorescentes asándoles los sesos y cegándoles. No me gustó nada aquella oficina. Intenté explicarle al jefe de personal los inconvenientes del lugar, pero no pareció interesarle mucho. Y acabó adoptando una actitud francamente hostil -soltó un eructo monstruoso-. Sin embargo, ya te dije yo que pasaría esto. Soy un anacronismo. La gente se da cuenta y les fastidia..."


Extraído de "La conjura de los necios"

martes, 11 de diciembre de 2012

"¿Qué hace falta para ser feliz? Un poco de cielo azul encima de nuestras cabezas, un vientecillo tibio, la paz del espíritu."

viernes, 30 de noviembre de 2012

En los márgenes

“Nací en un tiempo en el que la mayoría de los jóvenes habían dejado de creer en Dios, por la misma razón que sus mayores habían creído en Él - sin saber por qué. Siendo así, y dado que el espíritu humano tiende naturalmente a criticar porque siente y no porque piensa, la mayoría de esos jóvenes eligió la Humanidad como sucedáneo de Dios. Pertenezco, sin embargo, a esa especie de hombres que están siempre al margen de aquello a lo que pertenecen y no ven solo la multitud de la que forman parte, sino también los grandes espacios que hay a sus costados...”

viernes, 23 de noviembre de 2012

el perfecto camuflaje


"—La Tierra... —musitó Arthur.
—Bueno, en realidad es la Tierra número Dos —dijo alegremente Slartibarfast—. Estamos haciendo una reproducción de nuestra cianocopia original.
Hubo una pausa.
—¿Está tratando de decirme —inquirió Arthur con voz lenta y controlada— que ustedes... hicieron originalmente la Tierra?
—Claro que sí —dijo Slartibarfast—. ¿Has ido alguna vez a un sitio que... me parece que se llamaba Noruega?
—No —contesto Arthur—, no he ido nunca.
—Qué lástima —comentó Slartibarfast—, eso fue obra mía. Ganó un premio, ¿sabes?
¡Qué costas tan encantadoras y arrugadas! Lo sentí mucho al enterarme de su destrucción.
—¡Que lo sintió!
—Sí. Cinco minutos después no me habría importado tanto. Fue un error espantoso.
—¡Cómo! —exclamó Arthur.
—Los ratones se pusieron furiosos.
—¡Que los ratones se pusieron furiosos!
—Pues sí —dijo el anciano con voz suave.
—Y me figuro que lo mismo se pondrían los perros, los gatos y los ornitorrincos, pero...
—¡Ah!, pero ellos no habían pagado para verlo, ¿verdad?
—Mire —dijo Arthur—, ¿no le ahorraría un montón de tiempo si me diera por vencido y me volviese loco ahora mismo?
Durante un rato el aerodeslizador voló en medio de un silencio embarazoso. Luego, el anciano trató pacientemente de dar una explicación.
—Terráqueo, el planeta en el que vivías fue encargado, pagado y gobernado por ratones. Quedó destruido cinco minutos antes de alcanzarse el propósito para el cual se proyectó, y ahora tenemos que construir otro.
Arthur sólo se quedó con una palabra.
—¿Ratones? —dijo.
—Efectivamente, terráqueo.
—Lo siento, escuche.... ¿estamos hablando de las pequeñas criaturas peludas que tienen una fijación con el queso y ante los cuales las mujeres se subían gritando encima de las mesas en las comedias televisivas a principios de los sesenta?
Slartibarfast tosió cortésmente.
—Terráqueo —dijo—, resulta un poco difícil seguir tu manera de hablar. Recuerda que he estado dormido en el interior de este planeta de Magrathea durante cinco millones de años y no sé mucho de esas comedias televisivas de los primeros sesenta de que me hablas. Mira, esas criaturas que tú llamas ratones, no son enteramente lo que parecen. No son más que la proyección en nuestra dimensión de seres pandimensionales sumamente hiperinteligentes. Todo eso del queso y de los gritos no es más que una fachada.
El anciano hizo una pausa y, con una mueca simpática, prosiguió:
—Me temo que han hecho experimentos con vosotros.
Arthur pensó aquello durante un segundo, y luego se le iluminó el rostro.
—¡Ah, no! —dijo—. Ya veo el origen del malentendido. No, mire usted, lo que pasó es que nosotros hacíamos experimentos con ellos. Con frecuencia se les utilizaba en investigaciones conductistas, Pavlov y todas esas cosas. De manera que lo que pasó fue que a los ratones se les presentaba todo tipo de pruebas, aprendían a tocar campanillas y a correr por laberintos y cosas así, para luego analizar todas las características del proceso de aprendizaje. Por la observación de su conducta, nosotros aprendíamos todo tipo de cosas sobre la nuestra...
La voz de Arthur se apagó.
—Es de admirar... —dijo Slartibarfast— semejante sutileza.
—¿Cómo? —dijo Arthur.
—Qué cosa mejor para ocultar su verdadera naturaleza, para guiar mejor vuestras ideas: correr de pronto por el lado erróneo de un laberinto, comer el trozo equivocado de queso, caer repentinamente muertos de mixomatosis...; si eso se calcula adecuadamente, el efecto acumulativo es enorme.
Hizo una pausa para causar efecto.
—Mira, terráqueo, son seres pandimensionales realmente listos y especialmente hiperinteligentes. Vuestro planeta y vuestra gente han formado la matriz de un ordenador orgánico que realizaba un programa de investigación de diez millones de años... Permite que te cuente toda la historia. Llevará un poco de tiempo..."


Extraído de "Guía del Autoestopista Galáctico"

sábado, 20 de octubre de 2012

La curiosidad y el deseo

"...Cuando nos volvimos a quedar solos y mientras yo probaba el licor -era demasiado dulce y me daba náuseas-, ella me preguntó:

-¿Usted nunca tuvo curiosidad por el porvenir?

 Había encogido la boca como si la quisiera guardar dentro de la copita.

 -No, tengo más curiosidad por saber lo que le ocurre en este mismo instante a otra persona; o en saber qué haría yo ahora si estuviera en otra parte.

-Dígame, ¿qué haría usted ahora si yo no estuviera aquí?

-Casualmente lo sé: volcaría este licor en la jarra de las flores."


Extraído de "Nadie encendía las lámparas"

martes, 4 de septiembre de 2012

EgO gEo GeO eGo

"...Saliendo de la casa  «Longines» tuvo intención de realizar varios cateos. Sabía que la geología cordobesa es rica en tungstenos, vanadio, plomo, etcétera. Que las venas afloran, invitando a la desidia de sus pobladores a recoger esa riqueza, apenas con un poquito más de esfuerzo que el necesario para recoger la piola de un balde sumergido. Pero él mismo cedió a la indiferencia. ¿Para qué mortificar la piel ya mortificada del mundo? ¿Para qué horadar la pulpa ya horadada de nuestro esferoide sólido? Prefirió mortificarse, horadarse a sí mismo:
¡Ego: anagrama de geo! ¡El yo: mera transpocisión de la tierra! ¡La carne: engarce telúrico del hombre! ¡Ego, geo!
Abismándose en la propia ontología, llegó teóricamente al fuego central de Descartes. -¿El corazón?- Traspuso la corteza de la antípoda. -¿El instinto?- Y ya en el vacío inmenso, engranó en la mecánica de Laplace. -¿El pensamiento?-No pudo contestarse las preguntas intuidas. Sentía la impostura de los goznes falsos de la cosmología. Estaba en trance de considera el error geocéntrico y el error egocéntrico.  Pero se retuvo. Geo igual a ego. Y volvió desde el abismo, elásticamente, al nivel del sentido común. Nada de cateos. ¿Para qué? ¿Para qué?..."


Extraído de "Caterva"

lunes, 3 de septiembre de 2012

"En todas las actividades es saludable, de vez en cuando, poner un signo de interrogación sobre aquellas cosas que por mucho tiempo se han dado como seguras."

jueves, 30 de agosto de 2012

jueves, 16 de agosto de 2012

XXI

¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
 en mi pupila tu pupila azul. 
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas? 
Poesía... eres tú.

martes, 14 de agosto de 2012

“What's the most resilient parasite? An idea. A single idea from the human mind can build cities. An idea can transform the world and rewrite all the rules...” 

Dominic Cobb (Leonardo Di Caprio) en "Inception" de Christopher Nolan

sábado, 11 de agosto de 2012

only Wilde


"- ¿Es cierto que ejerce usted una mala influencia sobre sus amigos, Lord Henry? ¿Tan mala como dice Basil?
-No hay influencia buena, Mr. Grey. Toda influencia es inmoral... inmoral, desde un punto de vista científico.
- ¿Por qué?
- Porque influenciar a una persona es prestarle nuestra propia alma. No piensa ya sus pensamientos naturales, ni arde con sus propias pasiones. Sus virtudes dejan de ser suyas. Sus pecados, si es que hay pecados, son de segunda mano. Se convierte en el eco de una música ajena, en el actor de un papel que no había sido escrito para él. El fin de la vida es el desenvolvimiento de la personalidad. Realizar nuestra propia naturaleza cabalmente: para esto hemos venido. Hoy los hombres se asustan de sí mismos. Han olvidado el más alto de sus deberes, el deber que uno se debe a sí mismo. Sí, son caritativos; dan pan al hambriento y vestido al mendigo. Pero sus propias almas se mueren de hambre y van desnudas. El valor ha abandonado a nuestra raza. Quizás nunca lo tuvimos. El temor a la sociedad, que es la base de la moral; el temor de Dios, que es el secreto de la religión: tales son las dos fuerzas que nos gobiernan. Y, sin embargo...  "

 "...creo que si un hombre se atreviera a vivir su vida plena y totalmente, a dar forma a cada sentimiento, expresión a cada pensamiento, realidad a cada ensueño... creo que el mundo cobraría de nuevo un ímpetu tal de alegría, que olvidaríamos todas las enfermedades del medievalismo, y tornaríamos al ideal helénico... a algo quizá más bello, más rico que el ideal helénico. Pero hasta el más audaz de nosotros tiene miedo de sí mismo. La mutilación del salvaje tiene su trágica supervivencia en la renuncia de sí mismo que frustra nuestras vidas. Y somos castigadas por ello. Cada impulso que luchamos por estrangular, germina en el espíritu y nos envenena. El cuerpo peca una vez, y acaba con su pecado, pues la acción es una especie de purificación. Nada queda entonces, excepto el recuerdo de un placer, o la voluptuosidad de un arrepentimiento. El único medio de librarse de una tentación es ceder a ella. Resistid, y vuestra alma enfermará de deseo por las cosas que se ha vedado a sí misma, de concupiscencia por aquello que sus leyes monstruosas han hecho ilícito y monstruoso. Se ha dicho que los grandes acontecimientos del mundo tienen lugar en el cerebro. En el cerebro también, y sólo en el cerebro, tienen lugar los grandes pecados del mundo. Usted mismo, Mr. Gray, usted mismo, con su juventud color de rosa y su blanca infancia, usted ha tenido        pasiones que le han dado miedo, pensamientos que le han llenado de terror, sueños dormido y sueños despierto, cuyo simple recuerdo bastaría para teñir de vergüenza sus mejillas..."

"...¡Palabras!
 ¡Simples palabras! ¡Cuán terribles son! ¡Qué claras, y vivas, y crueles! ¡Imposible escapar de ellas! Y, sin embargo, ¡qué magia sutil reside en ellas! Parecen capaces de dar forma plástica a cosas informes y poseer una música propia tan dulce como la música del violín o del laúd.
¡Simples palabras! ¿Hay acaso nada más real que las palabras?..."

" -Sí -continuó Lord Henry -, ése es uno de los grandes secretos de la vida: curar el alma por medio de los sentidos, y los sentidos por medio del alma. Es usted un ser privilegiado. Sabe usted mas de lo que cree saber; pero menos de lo que desea saber."

" -Hijo mío, los que no aman más que una vez en su vida son los verdaderamente superficiales. Lo qué llaman su lealtad y su constancia, yo lo llamo el letargo de la costumbre o su falta de imaginación. La fidelidad es a la vida sentimental lo que la consecuencia en las ideas es a la vida intelectual: simplemente una confesión de impotencia. ¡La fidelidad! Algún día la analizaré. La pasión del propietario se esconde en ella. ¡Cuántas cosas arrojaríamos si no  temiésemos que otros pudieran recogerlas!..."



Fragmentos extraídos de "El retrato de Dorian Gray"



jueves, 9 de agosto de 2012

saber querer

"...—Ha perdido la cabeza —dijo la señora Nemur—. Habla como si existieran dos Charlie Gordon. Será mejor que lo examine, doctor.
El doctor Strauss agitó la cabeza.
—No. Sé lo que quiere decir. Se manifestó recientemente en las sesiones de psicoterapia. Desde hace aproximadamente un mes se ha evidenciado una extraña disociación. Ha experimentado varias veces la sensación de verse a sí mismo como era antes de la experiencia —en tanto que individuo distinto y separado que tiene aún una existencia real al nivel de su consciente—, como si el antiguo Charlie Gordon luchara por tomar de nuevo posesión de su cuerpo.
—¡No! ¡Yo no he dicho nunca esto! No lucha por tomar de nuevo posesión de su cuerpo. Charlie está ahí, de acuerdo, pero no lucha conmigo. Simplemente espera. Nunca ha intentado dirigir mis actos ni impedirme hacer lo que yo quería hacer —después, recordando a Alice, rectifiqué—: Bien, casi nunca. El Charlie humilde, discreto, del que hablaban hace un momento, espera pacientemente. Confieso que lo aprecio por muchas razones, pero no por su humildad ni por su discreción. He aprendido lo que esto degrada a una persona en nuestro mundo.
—Te has vuelto cínico —dijo Nemur —. Esto es todo lo que te ha dado esta oportunidad. Tu genio ha destruido tu fe en el mundo y en tu prójimo. 
—Esto no es totalmente cierto —dije suavemente—. Pero he aprendido que la inteligencia por sí sola no significa gran cosa. Aquí, en su Universidad, la inteligencia, la educación, el saber, se han convertido en grandes ídolos. Pero ahora sé que hay un detalle que han olvidado: la inteligencia y la educación que no han sido templadas en el afecto humano no valen gran cosa. 
Tomé otro martini del bar y proseguí mi sermón.
—Entiéndanme bien —dije—. La inteligencia es uno de los mayores dones del hombre. Pero demasiado a menudo la búsqueda del saber oculta la búsqueda del amor. Esta es otra de las cosas que he descubierto por mí mismo recientemente. Se la ofrezco en forma de hipótesis: la inteligencia sin la capacidad de dar y recibir un afecto conduce al derrumbe mental y moral, a la neurosis e incluso a la psicosis. Y digo que la mente absorbida en un interés egoísta tomado como un fin en sí mismo, con exclusión de toda relación humana, no puede conducir más que a la violencia y al dolor..."

Extraído de "Flores para Algernon" - Daniel Keyes

domingo, 29 de julio de 2012

"Nunca midas la altura de una montaña sino hasta que corones su cima. Entonces verás cuan baja era" 

jueves, 26 de julio de 2012

miércoles, 25 de julio de 2012

Kubla Khan

En Xanadú se hizo construir 
Kubla Khan un fastuoso palacio: 
Allí donde el sagrado río Alfa discurría 
a través de grutas inconmensurables para el hombre 
hasta precipitarse en un mar sin sol. 
Así pues, diez millas de terreno fértil 
fueron cercadas de muros y torres: 
y surgieron jardines en los que brillaban sinuosos arroyos 
y donde crecían abundantes árboles del incienso; 
y había bosques tan viejos como las colinas 
rodeando los prados iluminados por el sol.

¡Mas, ved aquel romántico y profundo abismo abierto 
en el costado de la verde colina, bajo la sombra de los cedros! 
¡Qué lugar tan agreste! ¡El más sagrado y lleno de encantamientos 
que jamás fue visitado bajo la luna menguante 
por la mujer que clama por su demonio amante! 
Y de este abismo, bullendo en incesante remolino, 
como si la tierra respirara con ansioso jadeo, 
brotó al instante un poderoso manantial; 
y en medio de su repentino e intermitente impulso
enormes fragmentos de roca saltaban como el granizo
o como el trigo que se separa de la paja bajo los golpes del trillador; 
y en medio del incesante resonar de las rocas que danzaban en el aire, 
surgió a borbotones el sagrado río. 
Trazando laberínticos meandros, a lo largo de cinco millas 
discurría el sagrado río a través de bosques y valles, 
hasta llegar a las cavernas inconmensurables para el hombre 
y hundirse con estruendo en un océano sin vida: 
y, en medio de este estruendo, oyó Kubla a lo lejos 
las voces de sus antepasados que profetizaban la guerra.

La sombra del palacio deleitoso 
se reflejaba en medio de las olas, 
allí donde se oían los ritmos mezclados 
del manantial y los abismos.

Era una maravilla de peculiar diseño 
este palacio de deleites bañado por el sol sobre cavernas de hielo. 
De una jovencilla que llevaba un dulcémele 
tuve una vez una visión:
era una doncella abisinia, 
y tocaba su dulcémele 
mientras cantaba del monte Abora. 
Si fuera capaz de revivir en mí la música y 
la letra de su canción 
 me sentiría penetrado de tan profunda delicia, 
que, con música aguda y prolongada, 
sería capaz de construir en los aires el palacio, 
¡ese palacio soleado! ¡esas grutas de hielo! 
Y todos los que oyeran mi música los verían,
y gritarían todos: ¡Cuidado, cuidado! 
¡Mirad sus ojos centelleantes, su cabello desmelenado! 
Tejed tres veces en torno a él un círculo, 
y cerrad los ojos con terror sagrado, 
pues él se ha alimentado de ambrosía 
y ha bebido la leche del Paraíso.

domingo, 15 de julio de 2012

¿antidogma científico?

"¿Es dogmático favorecer la extensión del método científico a todos los campos del pensamiento y de la acción consciente? Planteamos la cuestión en términos de conducta. El dogmático vuelve sempiternamente a sus escrituras, sagradas o profanas, en búsqueda de la verdad; la realidad le quemaría los papeles en los que imagina que está enterrada la verdad: por esto elude el contacto con los hechos. En cambio, para el partidario de la filosofía científica todo es problemático: todo conocimiento fáctico es falible (pero perfectible), y aun las estructuras formales pueden reagruparse de maneras más económicas y racionales; más aún, el propio método de la ciencia será considerado por él como perfectible, como lo muestra la reciente incorporación de conceptos y técnicas estadísticas. Por consiguiente, el partidario del método científico no se apegará obstinadamente al saber, ni siquiera a los medios consagrados para adquirir conocimiento, sino que adoptará una actitud investigadora; se esforzará por aumentar y renovar sus contactos con los hechos y el almacén de las ideas mediante las cuales los hechos pueden entenderse, controlarse y a veces reproducirse.
No se conoce otro remedio eficaz contra la fosilización del dogma —religioso, político, filosófico o científico— que el método científico, porque es el único procedimiento que no pretende dar resultados definitivos. El creyente busca la paz en la aquiescencia; el investigador, en cambio, no encuentra paz fuera de la investigación y la disensión: está en continuo conflicto consigo mismo, puesto que la exigencia de buscar conocimiento verificable implica un continuo inventar, probar y criticar hipótesis. Afirmar y asentir es más fácil que probar y disentir; por esto hay más creyentes que sabios, y por esto, aunque el método científico es opuesto al dogma, ningún científico y ningún filósofo científico debieran tener la plena seguridad de que han evitado todo dogma.
De acuerdo con la filosofía científica, el peso de los enunciados —y por consiguiente su credibilidad y su eventual eficacia práctica— depende de su grado de sustentación y de confirmación. Si, como estimaba Demócrito, una sola demostración vale más que el reino de los persas, puede calcularse el valor del método científico en los tiempos modernos. Quienes lo ignoran íntegramente no pueden llamarse modernos; y quienes lo desdeñan se exponen a no ser veraces ni eficaces".


 Extraído de "La ciencia. Su método y su filosofía

jueves, 12 de julio de 2012

"El amor depara dos máximas adversidades de opuesto signo: amar a quien no nos ama y ser amados por quien no podemos amar." 

domingo, 8 de julio de 2012

"Aún aquellos que son inmunes al mundo necesitan por un momento al menos, el contacto con el otro; o todo esta perdido." 

sábado, 7 de julio de 2012

Chau número tres

Te dejo 
con tu vida 
tu trabajo 
tu gente 
con tus puestas de sol 
y tus amaneceres. 

Sembrando tu confianza 
te dejo junto al mundo 
derrotando imposibles 
segura sin seguro. 

Te dejo frente al mar 
descifrándote sola 
sin mi pregunta a ciegas 
sin mi respuesta rota. 

 Te dejo sin mis dudas 
pobres y malheridas 
sin mis inmadureces 
sin mi veteranía. 

Pero tampoco creas 
a pie juntillas todo 
no creas nunca creas 
este falso abandono. 

Estaré donde
menos lo esperes 
por ejemplo 
en un árbol añoso 
de oscuros cabeceos. 

Estaré en un lejano 
horizonte sin horas 
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra. 

Estaré repartido 
en cuatro o cinco pibes 
de esos que vos mirás 
y enseguida te siguen. 

Y ojalá pueda estar 
de tu sueño en la red 
esperando tus ojos 
y mirándote.

miércoles, 4 de julio de 2012

un lector "leedor"

"...¿Es usted un buen lector? 
¿Qué es un buen lector?

Alguien que puede reflexionar sobre lo que lee, que obtiene algo, que lo puede transmitir… 

Había un crítico literario francés, Albert Thibaudet, que decía que había “lectores” y “leedores”. Entonces, Héctor, yo sería uno de los “leedores”, el que mantiene una relación intelectual con lo que lee, que puede cuestionar. Por supuesto, el libro me acompaña intelectualmente, es decir, que mi lectura no está estrictamente limitada a lo emocional. Sería eso, el lector limita su lectura a un conjunto de emociones: la comisión, la distracción, la risa..."




Revista Ñ - 04/07/2012

martes, 3 de julio de 2012

el irreversible conocimiento del mundo interior

”Las cosas que vemos son las mismas cosas que llevamos en nosotros. No hay más realidad que la que tenemos dentro. Por eso la mayoría de los seres humanos viven tan irrealmente; porque creen que las imágenes exteriores son la realidad y no permiten a su propio mundo interior manifestarse. Se puede ser muy feliz así, pero cuando se conoce lo otro, ya no se puede elegir el camino de la mayoría”.

Extraído de "Demian" - Hermann Hesse

lunes, 2 de julio de 2012

Agradecimiento

"...Hombres han ido al cielo por cosas más pequeñas. Con ese espíritu, y con ese modo de amor, se arrodillaban los santos para besar los pies de los pobres o se inclinaban para besar al leproso en la mejilla. Jamás le he dicho una sola palabra sobre lo que hizo. Este es el momento en que no sé si sabe que reparé siquiera en su acción. No es una cosa que se pueda agradecer formalmente en lenguaje formal. La conservo en el tesoro de mi corazón. La guardo ahí como una deuda secreta que me alegra pensar que no podría pagar nunca. Está embalsamada y endulzada con la mirra y la caída de muchas lágrimas. Cuando la Sabiduría me ha sido no provechosa, y la Filosofía estéril, y los proverbios y frases de los que pretendían darme consuelo han sido como polvo y cenizas en mi boca, la memoria de aquel pequeño gesto humilde y silencioso de Amor ha abierto para mí todos los pozos de la piedad, ha hecho al desierto florecer como una rosa, y me ha llevado de la amargura del exilio solitario a la armonía con el corazón herido, roto y grande del mundo. Cuando tú puedas comprender, no sólo lo hermoso que fue el gesto de Robbie, sino por qué significó tanto para mí, y siempre significará tanto, entonces, quizá, te darás cuenta de cómo y con qué espíritu deberías haberme pedido permiso para dedicarme tus versos...."

Extraído de "De profundis" - Oscar Wilde

viernes, 29 de junio de 2012

Para el niño que todos alguna vez fuimos

A LEÓN WERTH 

Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona grande.

Tengo una seria excusa: esta persona grande es el mejor amigo que tengo en el mundo.

Tengo otra excusa: esta persona grande puede comprender todo; incluso los libros para niños.

Tengo una tercera excusa: esta persona grande vive en Francia, donde tiene hambre y frío. Tiene verdadera necesidad de consuelo.

Si todas estas excusas no fueran suficientes, quiero dedicar este libro al niño que esta persona grande fue en otro tiempo. Todas las personas grandes han sido niños antes. (Pero pocas lo recuerdan.)

Corrijo, pues, mi dedicatoria:

 A LEÓN WERTH CUANDO ERA NIÑO


Dedicatoria de "El principito" - Antoine de Saint-Exupéry

jueves, 28 de junio de 2012

La belleza inconmensurable de una buena zambullida

"La explosión de la zambullida suena y retumba diseminándose en el aire tranquilo. El cuerpo de Wenceslao entra en el agua que se cierra por detrás, dejándolo adentro, como una crisálida en un capullo elástico, pesado y móvil. En el fondo, Wenceslao se desplaza abriendo los ojos y viendo una penumbra amarillenta y translúcida enturbiada por el barro delgado y flotante que la zambullida ha levantado desde el lecho del río. Cierra los ojos otra vez. Su cuerpo hace un giro brusco, frenado en su violencia por la presión del agua, y a sus oídos llega el tumulto vago del líquido que sus miembros sacuden. Comienza a avanzar con suavidad separando el agua con las manos, sin ruido, otra vez con los ojos abiertos en el interior de la penumbra translúcida. De golpe comienza a subir y el rumor atenuado del fondo se convierte en el ruido múltiple y súbito del choque con la superficie cuando su cabeza emerge del agua. Ha salido mirando hacia el centro del río y no hacia la orilla desde la que se zambulló. La superficie violácea se vuelve otra vez esa masa amarillenta y translúcida cuando hunde de nuevo la cabeza en el agua y abre los ojos, comenzando a girar y a desplazarse. Mantiene el movimiento de traslación y rotación durante un momento y cuando asoma por segunda vez a la superficie vuelve a estar dando la cara al centro del río y no hacia la orilla desde la que se ha zambullido. Después nada en la superficie en dirección al centro del río. Avanza con brazadas armoniosas, la cara hundida en el agua asomando de tanto en tanto para recuperar la respiración, el pataleo mudo bajo el agua estallando a intervalos en la superficie y produciendo un penacho turbulento de espuma blanca que se deshace en seguida y que impide ver los pies cuando se mueven a ras del agua. Vuelve a detenerse y poniéndose boca arriba cierra los ojos y se deja flotar. La piel mojada resplandece sin embargo como más cálida sobre la gran extensión violácea. En sus oídos resuenan todavía, mezclados, el tumulto del agua en la superficie y el rumor subacuático que parece continuo en relación a los golpes súbitos y fugaces de la superficie. Cuando llega al centro del río pone el cuerpo en posición vertical -si bien la parte inferior, bajo el agua, queda como floja y acumulada contra el revés de la superficie- y mira a su alrededor. La mirada, a ras de agua, choca contra la orilla desde la que se ha zambullido y trepa por la barranca hasta la punta, sigue subiendo hasta las copas de los árboles sobre las que resbala la luz solar. Después baja otra vez a ras del agua y se desliza por la superficie calma, violada, hasta un punto en el horizonte en el que el agua parece estar mas alta que los ojos y sin embargo inmóvil y lisa. Wenceslao nada otra vez en dirección a la orilla y sale del agua. Su cuerpo magro, desnudo, es más blanco desde el ombligo hasta la mitad superior de los muslos. El resto es oscuro, tostado, y chorrea agua. El pelo veteado de gris esta pegado al cráneo y los pies humedos, que se adhieren al suelo arenoso, van dejando unas huellas rápidas y nitidas. Vuelve a pararse en la punta de la barranca y se vuelve a zambullir. La misma explosión del principio sacude la superficie violácea y al abrir los ojos, en el fondo, Wenceslao percibe otra vez la penumbra amarillenta y translúcida en la que las particulas de barro flotan lentas a mitad de camino entre el fondo y la superficie. Al cerrar los ojos la oscuridad lo cine en un tumulto confuso y por un momento no percibe la dirección en la que se desplaza ni tampoco el hecho mismo de estar en el agua. Siempre con los ojos cerrados vuelve a subir y cuando asoma la cabeza abre los ojos y ve la orilla y los arboles. Ahora la luz solar es de nuevo horizontal y sus rayos atraviesan los huecos de la fronda formando entre los árboles volumenes amarillos suspendidos en el aire o como depositados sobre las ramas. El sonido de voces lo hace volverse despacio, braceando, y entonces ve aparecer las dos canoas cargadas de mujeres, viniendo desde un riacho. Viene adelante la canoa amarilla; detras viene la verde. Vistas desde el ras del agua las embarcaciones parecen más grandes de lo que son, y avanzan atravesando el río en diagonal. Rosa reina en la amarilla, de espaldas a la dirección que trae. A cinco metros de distancia, la canoa verde, en la que rema la Negra, sigue a la amarilla en línea tan recta que da la impresión de que la amarilla viniese remolcándola. Avanzan atravesando el río en diagonal; las voces de las mujeres suenan y se disipan en el aire al que mancha el resplandor del agua. En la amarilla, la Teresita va en la proa, la cara en el mismo sentido en que avanza la canoa. Teresa esta sentada frente a Rosa y la oye hablar, inmóvil. En la canoa verde es Rosita la que viene en la proa, mirando en la misma dirección que la Teresita; Josefa, sentada cerca de la popa, le da la espalda a la Negra, cuyo torso amarillo que remata en la cabeza amarilla se bambolea al ritmo de los remos. Teresa es la primera que ve a Wenceslao, y lo senala con la mano. Rosa maniobra con los remos, quebrando la línea diagonal y viniendo en línea recta hacia Wenceslao. La Negra se entrevera un momento con los remos, haciendo oscilar como un pendulo lento la proa verde antes de lograr enfilar en la misma dirección que la canoa amarilla. Wenceslao comienza a nadar hacia las embarcaciones. Se alcanzan rápido. Wenceslao deja de nadar y braceando y pataleando de un modo continuo para mantenerse a flote, ve como Rosa hace una maniobra diestra con los remos y para de golpe la canoa. La imagen invertida de la canoa amarilla con las tres mujeres se refleja en el agua, oscura, confusa, quebradiza."

Extraído de "El limonero real" - Juan José Saer

jueves, 21 de junio de 2012

miércoles, 13 de junio de 2012

Cansa ser, suele sentir



Cansa ser, suele sentir, pensar destruye. 
Ajena a nosotros derrúmbase la hora, 
Dentro y fuera de nosotros, y todo en ella. 
Inútilmente el alma llora.

¿De qué sirve? ¿Qué es lo que debe servir? 
Pálido esbozo leve 
Del sol de invierno sonríe en mi cama... 
Vago susurro breve. 

De las vocecitas que despierta la mañana, 
De la fútil promesa del día, 
Muerta al nacer, en la esperanza absurda y lejana 
En la que el alma confía.

lunes, 11 de junio de 2012

la contemplación de la belleza

"Había ocurrido tres horas antes: Shimamura estaba contemplando el dedo índice de su mano izquierda. Solo ese dedo parecía conservar un recuerdo vital de la mujer que se proponía reencontrar. Cuanto más se esforzaba en convocar su imagen, más lo traicionaba su memoria y más difusa se le haría aquella mujer. No conocía su nombre siquiera. En esa incertidumbre, sólo el dedo índice de su mano izquierda parecía conservar el tibio recuerdo de aquella mujer y acortar la distancia que los separaba. Invadido por la extrañeza, Shimamura se llevó la mano a los labios y luego trazó una línea distraída en el vidrio empañado. Un ojo femenino irrumpió en el cristal. Shimamura se estremeció. Creyó que había estado soñando hasta que comprendió que era sólo el reflejo en la ventanilla de la muchacha sentada al otro lado del pasillo. 
Afuera caía la noche y acababan de encenderse las luces del vagón. El ojo era de tan extraña belleza que él simuló que acababa de despertarse y desempañó el resto del vidrio como si quisiera ver adonde estaban. 
La muchacha estaba incorporada en el asiento, vuelta hacia su acompañante. Por el modo en que los hombros concentraban la tensión de todo el cuerpo, Shimamura supo que era un atento desvelo hacia su  acompañante lo que hacía que la muchacha no parpadeara. El hombre tenía la cabeza apoyada contra la ventanilla y las piernas sobre el asiento frente a la muchacha. Iban en un vagón de tercera. La pareja no estaba en la misma fila que Shimamura sino una más adelante, en diagonal a él, lo que le permitía mirarla directamente. Pero ya en el momento en que los vio subir al tren hubo algo inquietante en la belleza de ella que lo obligó a bajar los ojos y registrar sólo los dedos cenicientos del hombre aferrados al brazo de ella. 
En el reflejo, el hombre exhibía una combinación de protección y debilidad que hacía lícito que posara sus ojos en el pecho de la muchacha. Un extremo de su bufanda le servia de almohada, el resto le cubría el cuello y la boca. De tanto en tanto, el paño parecía obstaculizarle la respiración, pero antes de que él manifestara el menor signo de molestia la muchacha se la reacomodaba con suavidad. El procedimiento se repitió tantas veces que Shimamura empezó a sentir impaciencia. Lo mismo ocurría con el sobretodo: cada vez que se abría uno de los faldones, la muchacha se apresuraba a colocarlo en su lugar, cubriendo las piernas del hombre. Todo era completamente natural, como si ambos estuvieran igualmente decididos a repetir esa rutina durante lo que restaba del viaje. Shimamura contemplaba la escena sin sentir ni el menor asomo del dolor que suscita lo verdaderamente triste. Más bien era como asistir a la escena de un sueño, seguramente por el efecto de verla reflejada en el cristal, superpuesta al paisaje nocturno. 
Las dos figuras, transparentes e intangibles, y el fondo, cada vez más difuso en la oscuridad creciente del crepúsculo, se fundían en una atmósfera ajena a este mundo. Cuando una mínima variación en las montañas lejanas se sobreimprimía al rostro de la muchacha, Shimamura sentía una turbación de inexpresable belleza en el pecho. En el cielo aún se veían restos rojos del atardecer. Todo contorno individual se perdía en la distancia, el monótono paisaje de la montaña se hacía aun más vago a medida que se apagaban los últimos restos de color. Nada atraía la mirada, sólo quedaba dejarse llevar Mientras subía al coche, Shimamura miró los delicados carámbanos que colgaban goteantes del alero de la estación. El blanco de la nieve en el techo los hacía aun más blancos, como si un manto de silencio hubiera caído sobre la tierra."


Extraído de "País de Nieve"

martes, 5 de junio de 2012

la límpida crueldad de las llamas

"Los libros bombardearon sus hombros, sus brazos, su rostro levantado. Un libro aterrizó, casi obedientemente como una paloma blanca, en sus manos, agitando las alas. A la débil e incierta luz, una página desgajada asomó, y era como un copo de nieve, con las palabras delicadamente impresas en ella. Con toda su prisa Y su celo, Montag sólo tuvo un instante para leer una línea ésta ardió en su cerebro durante el minuto siguiente como si se la hubiesen grabado con un acero. El tiempo se ha dormido a la luz del sol del atardecer. Montag dejó caer el libro. Inmediatamente cayó entre sus brazos.

 -¡Montag, sube!

La mano de Montag se cerró como una boca, aplastó el libro con fiera devoción, con fiera inconsciencia, contra su pecho. Los hombres, desde arriba, arrojaban al aire polvoriento montones de revistas que caían como pájaros asesinados, y la mujer permanecía abajo, como una niña, entre los cadáveres.

Montag no hizo nada. Fue su mano la que actuó; su mano, con un cerebro propio, con una conciencia y una curiosidad en cada dedo tembloroso, se había convertido en ladrona. En aquel momento metió el libro bajo su brazo, lo apretó con fuerza contra la sudorosa axila; salió vacía, con agilidad de prestidigitador. ¡Mira aquí! ¡inocente! ¡Mira!

Montag contempló, alterado, aquella mano blanca. La mantuvo a distancia, como si padeciese presbicia. La acercó al rostro, como si fuese miope.

-¡Montag! El aludido se volvió con sobresalto.

-¡No te quedes ahí parado, estúpido!

Los libros yacían como grandes montones de peces puestos a secar. Los hombres bailaban, resbalaban y caían sobre ellos. Los títulos hacían brillar sus ojos dorados, caían, desaparecían.

-¡Petróleo!

Bombearon el frío fluido desde los tanques con el número 451 que llevaban sujetos a sus hombros. Cubrieron cada libro, inundaron las habitaciones.

Corrieron escaleras abajo; Montag avanzó en pos de ellos, entre los vapores del petróleo.

-¡Vamos, mujer!

Ésta se arrodilló entre los libros, acarició la empapada piel, el impregnado cartón, leyó los títulos dorados con los dedos mientras su mirada acusaba a Montag."

Extraído de "Fahrenheit 451" - Ray Bradbury

sábado, 2 de junio de 2012

martes, 29 de mayo de 2012

"No creo que haya nadie que disfrute tanto con las cosas, tal como son, como yo lo hago. La sorprendente humedad del agua me apasiona e intoxica. La fogosidad del fuego, la fortaleza del acero, la inexpresable fangosidad del fango"

sábado, 26 de mayo de 2012

"...Cuando el tiempo sólo sea rapidez, instantaneidad y simultaneidad, mientras que lo temporal, entendido como acontecer histórico, haya desaparecido de la existencia de todos los pueblos, entonces, justamente entonces, volverán a atravesar todo este aquelarre como fantasmas las preguntas: ¿para qué?, ¿hacia dónde?, ¿y después qué?..."

domingo, 6 de mayo de 2012

la filosofía de lo bajo


- ¿Cómo llegás a posicionarte desde esta "filosofía de lo bajo"?


"La filosofía de lo bajo es un modo de ver las cosas. La filosofía generalmente –no digo nada original- siempre fue pensada como algo elevado, algo espiritual. Cuando uno escucha que alguien se define como filósofo piensa que va a decir cosas importantes, profundas, relacionadas con el sentido de la vida. La gente común labura, hace lo que puede, vive en la tierra; y el filósofo es el que ve desde arriba todo ese tipo de cosas. Esa es una imagen tradicional de la filosofía. Ahora, si uno se pone en ese lugar hace un papelón, porque es ridículo, el filósofo no está por arriba de nada. Y después, eso bajo o terrenal, esa necesidad de estar con los pies bien plantados, de no vivir toda la vida en una universidad, salir, conocer cosas que no corresponden a tu vocación, mezclarte con gente no letrada. Eso no es por un afán de humanismo, sino que es absolutamente indispensable para poder pensar. Wittgenstein decía: “Para ser filósofo elegí cualquier oficio que no sea ser profesor de filosofía”. Hay ciertos autores que a mí me daban esa imagen de un tipo de pensamiento bien agarrado en las cosas: el joven Sartre; el polaco Gombrowicz; Artaud, el poeta; y mis maestros Foucault y Deleuze. Tiene que ver con un modo de hacer filosofía que no toma en cuenta a la autoridad, ni la referencia, ni la competencia en cuánta gente citás, ni en el fisioculturismo bibliográfico, ni en el formulario de tesina. Es otra cosa, que se llama pensar. Y para pensar tenés que ser una persona que se caga en todo, especialmente en aquellos que te dicen cómo pensar y qué pensar. Vos ahí tenés que agarrar la aspiradora, borrar todo y ahí empezar a saltar como un mono y decir: “Esta alfombra es mía y acá digo lo que quiero”. Ahora, esta actitud de apropiación de la página, de la pantalla, de lo que sea, de tu cabeza, no es ni espontánea ni surge por voluntad solamente, sino que tenés que meter mucho trabajo. No tiene ningún sentido si no hay un esfuerzo a saltear. Todo esto tiene sentido si vos encontrás una resistencia, una pelea. Y la pelea te exige estar armado, porque el ejército de la cultura está con gente muy armada con mucho arsenal. Entonces, conseguir una voz propia, un pensamiento que sea tuyo, valga lo que valga, desentenderte de lo qué dirán, de cómo queda, bancarte estar en minoría, bancarte la frustración, no publicar un libro, que nadie lea un texto, que no te salga un renglón. Bueno, todo eso para mí forma parte de lo bajo. Es decir, no de la imagen del pensador, que te habla con voz grave, cavernosa, con buena sintaxis y que se lleva la mano al mentón y realmente está en estado de pañales, eso no."




jueves, 3 de mayo de 2012

Documentos

Llena de signos y de árboles,
ella cruza la noche como un fuego o un río,
asciende en el silencio y la memoria,
es infinita como un hecho, 
la existo, la conduzco, yo soy su certidumbre.

jueves, 26 de abril de 2012

el entrenamiento eterno

"La vida misma es una prueba. Al adiestrarte debes ponerte a prueba y refinarte para poder enfrentar los grandes desafíos de la vida. Trasciende los límites de la vida y de la muerte; y entonces serás capaz de enfrentar con calma y seguridad cualquier crisis que se te presente"

Extraído de "El arte de la Paz" - Morihei Ueshiba

sábado, 31 de marzo de 2012

martes, 13 de marzo de 2012

"Me callo, grito. No hay un momento para gritar o para callar. Tú eres mi único grito. Tú eres mi único silencio"

lunes, 13 de febrero de 2012

Books save the Queen

"...- Pero a Su Majestad, sin duda, debieron de aleccionarla.
- Desde luego - dijo la reina -, pero aleccionar no es leer. De hecho es la antítesis de la lectura. Aleccionar es sucinto, concreto y pertinente. Leer es desordenado, disperso y siempre incitante. El aleccionamiento cierra un tema, la lectura lo abre"

"...El atractivo, pensó, estaba en su indiferencia: había algo inaplazable en la literatura. A los libros no les importaba quién los leía o si alguien los leía o no. Todos los lectores eran iguales, ella incluida. La literatura, pensó, es una mancomunidad, las letras, una república. En realidad había oído usar esta expresión, la república de las letras, en ceremonias de graduación, títulos honorarios y demás, pero sin saber muy bien qué significaba. Entonces, que hablaran de cualquier clase de república le había parecido un poco insultante y hacerlo en su presencia una falta de tacto, como mínimo. Sólo ahora comprendía su significado. Los libros no se sometían. Todos los lectores eran iguales y esto le remontaba a los comienzos de su vida."


Extraído de "Una lectora poco común"

sábado, 11 de febrero de 2012

la realidad, el delirio, el humor...

"Yo escribo cuando tengo tiempo, pero también tengo que ganarme el pan y tengo que hacer muchas otras tareas. 'Los Soria', por ejemplo, lo escribí francamente robándole tiempo a otras cosas y me trajo furias enormes. Las cosas tienen que ser escritas cuando a uno se le ocurren efectivamente porque después pasa el tiempo y uno no se acuerda o no puede... No sé, no se acuerda. A mí me interesa muchísimo la realidad, siempre me interesó. Yo no uso paradojas como Wilde, pero sí uso el delirio. El delirio, no el patológico que no me interesa, sino el delirio creador sirve también como la paradoja para ver a la realidad en la cuerda floja. Por eso comencé citándolo a Wilde. El delirio exagera, magnifica o achica, reduce o hace a las cosas enormes: la literatura se transforma en microscopios o en grandes telescopios. El delirio construye, distorsiona, no aleja de la realidad: sirve para verla mejor y ése es mi método de realismo delirante. Pero es, básicamente, realismo. Yo creo que soy realista... delirante, claro. En ningún momento desprecio o dejo de lado la realidad. Siempre quiero decir cosas, explicar cosas. Intentar explicar cosas de la vida, del universo, de la religión. Qué si no el humor nos ha sostenido en este tiempo terrible. Sin sentido del humor es muy difícil, yo creo que no se puede sobrevivir. Y ahí uno sí cae en el nihilismo. Sin sentido del humor te vas en picada: allá te espera el nihilismo. A mí no me interesa ese final para mí. No me interesa. El humor me salva. Me ha salvado del hambre, del frío, de las desilusiones amorosas... de muchas cosas me ha salvado el humor."

martes, 31 de enero de 2012

El arriero

"...las penas y las vaquitas se van por la misma senda. 
Las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas..."

 El arriero - Atahualpa Yupanqui

esos momentos perfectos

"Se dice que todo el mundo tiene un momento perfecto de vez en cuando, una experiencia de paz y conexión total, como al mirar desde la punta de la torre Eiffel o al observar una estrella fugaz en la oscuridad de la noche. Yo no tengo muchos de esos momentos, pero Neil dice que no importa, porque su rareza es lo que los convierte en especiales. El más reciente me llegó un fin de semana del pasado verano, en casa  - me suelen ocurrir estando en casa -, después de una comida que había preparado y comido con Neil. Estábamos sentados juntos en la sala de estar, sintiéndonos llenos y felices.
De repente experimenté una especie de olvido de mí mismo, y en ese breve y resplandeciente momento toda mi ansiedad y torpeza pareció desaparecer. Me volví hacía Neil; le pregunté si había sentido la misma sensación y me dijo que así era.
Imagino esos momentos como fragmentos o astillas dispersas a lo largo de la vida. Si una persona pudiera recopilarlos y juntarlos, podría disfrutar de una hora o incluso de un día perfecto. Y creo que en esa hora o en ese día se hallaría más cerca del misterio de lo que es ser humano. Sería como tener un atisbo del cielo"


Extraído de "Nacido en un día azul"

viernes, 27 de enero de 2012

un camino incierto


"- Minino de Cheshire - empezó Alicia tímidamente, pues no estaba del todo segura de si le gustaría este tratamiento: pero el Gato no hizo más que ensanchar su sonrisa, por lo que Alicia decidió que sí le gustaba-.

- Minino de Cheshire, ¿podrías decirme, por favor, qué camino debo seguir para salir de aquí?

- Esto depende en gran parte del sitio al que quieras llegar - dijo el Gato.

- No me importa mucho el sitio... - dijo Alicia.

- Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes - dijo el Gato.

- ... siempre que llegue a alguna parte - añadió Alicia como explicación.

- ¡Oh, siempre llegarás a alguna parte - aseguró el Gato -, si caminas lo suficiente!"


Extraído de "Alicia en el país de las maravillas" - Lewis Carroll

miércoles, 25 de enero de 2012

una asquerosa invitación al descrédito de la verdad

"...Yo entiendo que hay dos literaturas que siguen el criterio materialista: una de lucha, de combate, y otra que puede ser simplemente expositiva (…) Dos actitudes, pues, existen para mí en el escritor: la del encauzador, la del conductor y reformador…, y la del expositor… y este último punto de vista es el que me corresponde: el descrédito de las realidades presentes, descrédito que Gallegos mismo encuentra a medias admirativo, a medias repelente, porque esto es justamente lo que yo quería: invitar al asco de nuestra verdad actual..."

Extraído de "Obras Completas"Pablo Palacio  

jueves, 19 de enero de 2012

viernes, 13 de enero de 2012

viernes, 6 de enero de 2012